CM
Hoy ficción, mañana realidad.
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PIRAMIDE
Siempre consideré Puerto Varas una ciudad turística. Con menos de dos siglos de historia y ese aire a pequeña ciudad bávara nunca la consideré como un lugar exótico ni con silenciadas historias. Pero todos los lugares guardan secretos.
Mediados del 201... y buscaba por las pequeñas y arregladas tiendas locales algún regalo para una querida amiga. Y me llamaron la atención unos ojos. Misteriosos y penetrantes ojos grises, cuya dueña era igual de enigmática. La tienda no era más que un pequeño bazar de decoración, a medio camino entre el new age y artículos de regalo. La vendedora era una joven de unos 26 años, pelo castaño claro, tez blanca y una media sonrisa. Al entrar atraído por una pequeñas estatuillas de madera me rodeó el olor a incienso y aquellos inquisidores ojos grises. Me ofreció su ayuda y no pude negarme. Comenzó a recomendarme ciertas joyas de antigua usanza por reinas americanas que me parecieron muy interesantes a pesar de ser notoriamente replicas modernas. Al ir conversando sobre diversos temas, ella pareció interesarse más y más en mis aficiones e investigaciones.
Quizás deba contextualizar un poco. Soy de profesión ingeniero, pero desde muy joven la historia, la magia y la vida artificial me han llamado muchísimo la atención, volcando gran parte de mi tiempo libre en leer e investigar sobre el tema. Y no sin un dejo de culpa debo confesar que también en algunos experimentos que podrían rayar en la credulidad animista. El hecho es que estoy convencido que mediante cierta lógica filosófica se pueden mezclar los tres temas y básicamente descubrir los verdaderos elementos subyacentes en el desarrollo de la vida, especialmente la inteligente.
El hablarle de estos temas pareció llamarle fuertemente la atención, atención que nunca nadie, ni siquiera mis cercanos, dieron a mis ideas. Ella también albergaba muchos conocimientos sobre construcciones epistemológicas y cierta lógica gnóstica que me sorprendió por no caer en los típicos tópicos new age tan de moda entre aquellos embargados por esa ola irracional anti positivista y defensora del postulado del buen salvaje.
El hecho es que tras conversar más de una hora, acompañados de un fuerte té negro y algunos cigarrillos, terminó llevándome a la trastienda con la promesa de mostrarme un objeto que podría confirmar todas mis investigaciones.
Desde un estante sacó un objeto piramidal de una suerte de cristal negro, parecido a la obsidiana, de 9 centímetros de alto con una base de 4 centímetros de lado. Con la enigmática promesa de que me revelaría el origen del universo ella me lo dio.
Confundido camine a mi casa con el pesado objeto en el bolsillo de mi chaqueta. Cuando llegué a mi casa lo dejé en mi habitación sobre mi librero, a un costado de una vieja iguana disecada. A la noche tuve extraños sueños con patrones lumínicos muy extraños y fugaces apariciones del extraño objeto piramidal. Al día siguiente preferí olvidar el asunto, enfocándome en mis quehaceres, pero en la noche no podía dormir pensando en el extraño objeto el cual parecía brillar en la oscuridad, a pesar de la ausencia de luz. Así, por el insomnio y la turbación que me producía, decidí ver que diablos era o podía ser ese objeto. Lo puse en mi escritorio bajo una brillante luz y, a pesar de su apariencia cristalina, no tenia el más mínimo grado de traslucides y, a pesar de su enigmático brillo, no reflejaba luz sino que más bien la absorbía, siendo la causa de su brillo otra cosa. Examinándolo más de cerca, con la ayuda de una lupa, vi que aquel brillo espectral parecía provenir de pequeños puntos y surcos que parecían proyectarse desde las profundidades del objeto. Pero una sensación de sobrecogimiento y miedo se apodero de mi, aquellos puntos y surcos parecían ser ¡estrellas! La imagen que proyectaba el objeto eran muy semejantes a aquellas imágenes obtenidas por los telescopios en órbita, mostrando infinitas nubes estelares.
Para confirmar esta descabellada idea comencé a buscar formas conocidas en las supuestas estrellas, pero el angulo de proyección era muy extraños, como si se observase de un punto muy lejano en el espacio. Finalmente pude reconocer lo que al parecer eran dos cúmulos de estrellas cercanos al centro del super grupo estelar de Virgo, pero haciendo unos pocos cálculos pude ver que el angulo de observación era de algún lugar fuera de la vía láctea. Había gastado toda la noche en estas observaciones y el cansancio me venció, así que me acosté a dormir. Tuve de nuevo esos extraños sueños, donde las estructuras lumínicas tomaban formas geométricas, como formando algo parecido a las viejas tarjetas perforadas de los primeros computadores.
Al día siguiente no pude concentrarme en mi trabajo rutinario, dado que no podía quitarme de la cabeza el objeto y sus imágenes estelares. Divagando sobre el objeto piramidal, mientras intentaba trabajar, me descubrí garrapateando en CAD figuras geométricas semejantes a las de mi sueño y al girarlas en diversas vistas 3D vi algo asombroso. Aquellos patrones eran un suerte de sistema codificado de trazado de rutas en tres dimensiones, algo así como las instrucciones de un GPS. Lamentablemente no recordaba todo el sueño, así que corrí donde una amiga psicóloga, para que me diera algunos consejos para recordar los sueños. Me recomendó realizar una regresión hipnótica al día siguiente, y que al acostarme enfocara mi voluntad en soñar con los extraños patrones. Al apagar la luz esa noche no pude evitar darle una mirada al extraño microcosmos que había en el interior de ese pequeño objeto y no pude evitar sentir un gran temor frente a ese pequeño misterio.
Volví a soñar con esos extraños patrones de luz que se proyectaban sobre el objeto, y vi dentro de él como las estrellas se movían, nacían, morían y surgía vida en lejanos y alienigenas mundos, vida muy diferente a la basada en carbón-oxigeno. Vida de formas grotescas, estilizadas, bellas, básicas y complejas. El tiempo parecía ir hacia adelante y hacia atrás, como si la entropía diera vueltas en círculos.
Al día siguiente, bastante turbado por estos sueños cada vez más complejos, fui a la consulta de mi amiga. Durante la regresión describí detalladamente los patrones, el angulo de incidencia sobre el objeto piramidal y los colores de estos. También narre las visiones dinámicas de ese mar de estrellas y mundos vivos. La descripción detallada y grotescamente atemporal que hice dejó fuertemente impresionada a mi amiga, recordandole algunas de las visiones más afiebradas de Swedenborg o esquizofrénicos.
Ya con los apuntes de mis sueños en mi poder, me encerré durante todo el fin de semana a desentrañar aquellas enigmáticas formas geométricas y sus especuladas direcciones. Tome mi auto y me dirigí hacia la parcela que mis padres tienen al otro extremo del lago Llanquihue, para así, en la soledad, poder trabajar mejor. Volví a dibujar en 3D aquellas formas geométricas, esta vez formando patrones más coherentes y completos. Después, recordando mis primeros cálculos respecto a la posición aparente observado en el extraño objeto piramidal, intente manipular una carta estelar para calzarla con las visiones. Tras toda una noche de febril trabajo logré obtener una vista similar a del objeto. Ya vencido por el cansancio me fui a acostar, no sin antes tomar una fuerte dosis de pastillas para dormir de manera que esos sueños no me atormentasen. Ya al día siguiente, levantándome pasado el medio día y con la modorra típica de aquellas drogas, comí una frugal comida de campo. Durante el resto de la tarde busque la forma de insertar aquellas directrices alienigenas en la carta estelar manipulada. Finalmente, tras resolver algunos problemas de perspectiva y geometría, pude hacer calzar aquellas formas geométricas en el mapa.
Todas aquellas directrices parecían apuntar a una estrella mediana de la constelación de Eridanus. Perplejo, busque algo de información en Wikipedia, y descubrí que aquella estrella esta bastante cerca de nuestro sistema solar y que presenta características muy parecidas a nuestro sol.
¡Aliens! pensé, medio en broma medio aterrado. Esa información me puso a la defensiva, cuestionándome cuán escéptico fui ante todo. Quizás era un simple caso de pareidolia y mi febril imaginación hizo el resto, pero el testimonio de mi regresión me parecía demasiado decidor. Quizás en mi histeria había influido sobre mi amiga.
Decidido a volver a la normalidad empaqué y viaje esa misma noche de vuelta a mi casa. Salí a un bar con algunos amigos y decidí olvidarme por esa noche del asunto.
Pero no fue así. Al acostarme ya a altas horas de la madrugada no pude evitar sobrecogerme ante los fugaces retazos de luz del objeto. Así que decidí taparlo con mi camisa. Soñé, soñé con esas formas geométricas que ahora eran como rayos tractores que me llevaban a una luna rocosa que orbitaba un gigante de gas. En esa luna habían extrañas construcciones artificiales, pirámides ahusadas de un cristal negro como la obsidiana. Mi objeto comparado con ellos no parece más que un modelo, como esos aviones que uno arma cuando niño. Observé en mi sueño detenidamente aquellas pirámides y percibí en lo más hondo de su estructura rápidas sucesiones de conceptos geométricos y analíticos. Absorbía esas abstracciones de una forma que nunca en la vida consciente había sido capaz de hacer. De pronto me desperté sudando y con una fuerte jaqueca. En mi cabeza daban vuelta y se mezclaban un gran número de conceptos matemáticos, algunos obvios y otros de naturaleza incomprendida.
A pesar de la resaca y el angustioso sueño, me senté a escribir rápidamente lo que tenia en mi mente e intentar darle una forma coherente.
Ya casi al anochecer caí rendido, frente a mi una pila de papeles y mi notebook prendido, con el complejo algoritmo que deduje de aquellas confusas certidumbres matemáticas.
Al día siguiente, al sonar el despertador y prepararme para el trabajo no recordaba casi nada de los principios matemáticos que soñé, solo vagamente las estructuras cristalinas negras. Observé con renovado asombro las resoluciones y complejas deducciones matemática que el día anterior, con resaca, había realizado. Incrédulo vi lo que había programado y que sin querer (¿?) había dejado compilando durante la noche. Me recordó vagamente algún tipo de lógica difusa, dado que los planteamientos eran obviamente problemas de carácter no lineal.
Apurado por ir al trabajo, deje el software tal cual. En la oficina comente vagamente algunos conceptos matemáticos y algunas secciones de los problemas a algunos colegas ingenieros, pero la mayoría no me prestó atención. Salvo Carolina. Ella, durante sus años de universidad, estudió sistemas complejos dado que es ingeniero matemático. Asombrada me preguntó de donde había sacado aquellas ideas pero avergonzado le mentí aduciendo algún supuesto paper.
Hablamos durante el almuerzo del tema y de a poco fui dándole más información. Finalmente le confesé que había programado un algoritmo que resolviera esos problemas y ella entusiasmada me pidió que se lo mostrase. Incapaz de decirle que no, quedamos de que ella iría a mi casa durante la noche. Asustado por el cariz irreal que tomaba la situación, le envié un mensaje a Macarena, mi amiga psicóloga, para que también asistiera y me diera algún apoyo a mi ya turbados nervios.
Primero llego la Maca, 30 minutos después la Caro. Cuando ella hubo llegado les mostré el algoritmo compilado. Ya a esas alturas mostraba variadas matrices numéricas de resultados e interesada, Caro le echo una larga ojeada.
Y ocurrió lo impensado, en un instante utilizó el comando de ploteo de los datos y la pantalla comenzó a mostrar una serie de extraños y antinaturales superficies fluctuantes, como si fuesen laminares. Los 3 quedamos bajo el efecto de algún trance extraño ante esas imágenes que fluían fuera de la pantalla dentro de nuestras mentes.
Perdí el concepto de espacialidad, de limitación corpórea e incluso de la interacción de la materia. Me encontraba viajando en un estado que solo se me ocurriría describir como una perturbación en alguna suerte de campo, como una onda. Frente a mi campo de visión, que no estaba ya sujeto a la estereoscopia natural de los humanos sino que abarcaba todo el espectro en forma omnidireccional, aparecían extrañas formas, parecidas a como los físicos describen las cuerdas de energía. Estas se arremolinaban e interactuaban conmigo, en estados aleatorios que me seria imposible describir. De pronto siento cerca mio otras perturbaciones, que quizás por el estado de shock, asocie a la Caro y la Maca.
De pronto, en un instante o quizás siempre estuve allí pero no lo note, estaba frente a una pulida estructura cristalina. Poniendo mi voluntad en el medio que me rodeaba, comprendí que me encontraba en el interior de una de aquellas alienigenas pirámides en la luna de aquella lejana estrella.
Y de pronto aquel chillido o aguda penetración de información en lo hondo de mi estructura de memoria. La revelación, la anagnórisis de la existencia de aquellos sueños, de aquellos objetos.
¡el hombre no existe! No es más que barro insuflado de vida por los dioses bromistas, locos o crueles que habitan lo más recóndito de las estructuras de la materia. Ellos jugaron con la energía para crear la materia, ellos nos mostraron el monolito de la sabiduría, ellos que nos hacen creer en un mundo ordenado para ver en las noches fantasmas y monstruos deambulando por el borde el mundo.
Y allí estaba, junto con Carolina y Macarena de pronto convertidos en seres omniscientes y omnipotentes, viendo aquel quimérico universo por la pantalla, que a modo de televisión, era ese cristal de obsidiana.
Todo es una broma, una gran broma, y hoy, ayer y mañana con las chicas reímos del absurdo de la entropía y el orden, de la vida y la muerte. Reímos al inspirar a este joven a escribir estos disparates como si fuesen ficción, como si fuesen una mentira.
La mente humana, encerrada en esa estructura de átomos, es demasiado frágil para ver la realidad sin destruirse. Por ello se ciega ante lo evidente, como medida de seguridad. Aquí seguimos riendo con el amanecer y caída del hombre.
Mediados del 201... y buscaba por las pequeñas y arregladas tiendas locales algún regalo para una querida amiga. Y me llamaron la atención unos ojos. Misteriosos y penetrantes ojos grises, cuya dueña era igual de enigmática. La tienda no era más que un pequeño bazar de decoración, a medio camino entre el new age y artículos de regalo. La vendedora era una joven de unos 26 años, pelo castaño claro, tez blanca y una media sonrisa. Al entrar atraído por una pequeñas estatuillas de madera me rodeó el olor a incienso y aquellos inquisidores ojos grises. Me ofreció su ayuda y no pude negarme. Comenzó a recomendarme ciertas joyas de antigua usanza por reinas americanas que me parecieron muy interesantes a pesar de ser notoriamente replicas modernas. Al ir conversando sobre diversos temas, ella pareció interesarse más y más en mis aficiones e investigaciones.
Quizás deba contextualizar un poco. Soy de profesión ingeniero, pero desde muy joven la historia, la magia y la vida artificial me han llamado muchísimo la atención, volcando gran parte de mi tiempo libre en leer e investigar sobre el tema. Y no sin un dejo de culpa debo confesar que también en algunos experimentos que podrían rayar en la credulidad animista. El hecho es que estoy convencido que mediante cierta lógica filosófica se pueden mezclar los tres temas y básicamente descubrir los verdaderos elementos subyacentes en el desarrollo de la vida, especialmente la inteligente.
El hablarle de estos temas pareció llamarle fuertemente la atención, atención que nunca nadie, ni siquiera mis cercanos, dieron a mis ideas. Ella también albergaba muchos conocimientos sobre construcciones epistemológicas y cierta lógica gnóstica que me sorprendió por no caer en los típicos tópicos new age tan de moda entre aquellos embargados por esa ola irracional anti positivista y defensora del postulado del buen salvaje.
El hecho es que tras conversar más de una hora, acompañados de un fuerte té negro y algunos cigarrillos, terminó llevándome a la trastienda con la promesa de mostrarme un objeto que podría confirmar todas mis investigaciones.
Desde un estante sacó un objeto piramidal de una suerte de cristal negro, parecido a la obsidiana, de 9 centímetros de alto con una base de 4 centímetros de lado. Con la enigmática promesa de que me revelaría el origen del universo ella me lo dio.
Confundido camine a mi casa con el pesado objeto en el bolsillo de mi chaqueta. Cuando llegué a mi casa lo dejé en mi habitación sobre mi librero, a un costado de una vieja iguana disecada. A la noche tuve extraños sueños con patrones lumínicos muy extraños y fugaces apariciones del extraño objeto piramidal. Al día siguiente preferí olvidar el asunto, enfocándome en mis quehaceres, pero en la noche no podía dormir pensando en el extraño objeto el cual parecía brillar en la oscuridad, a pesar de la ausencia de luz. Así, por el insomnio y la turbación que me producía, decidí ver que diablos era o podía ser ese objeto. Lo puse en mi escritorio bajo una brillante luz y, a pesar de su apariencia cristalina, no tenia el más mínimo grado de traslucides y, a pesar de su enigmático brillo, no reflejaba luz sino que más bien la absorbía, siendo la causa de su brillo otra cosa. Examinándolo más de cerca, con la ayuda de una lupa, vi que aquel brillo espectral parecía provenir de pequeños puntos y surcos que parecían proyectarse desde las profundidades del objeto. Pero una sensación de sobrecogimiento y miedo se apodero de mi, aquellos puntos y surcos parecían ser ¡estrellas! La imagen que proyectaba el objeto eran muy semejantes a aquellas imágenes obtenidas por los telescopios en órbita, mostrando infinitas nubes estelares.
Para confirmar esta descabellada idea comencé a buscar formas conocidas en las supuestas estrellas, pero el angulo de proyección era muy extraños, como si se observase de un punto muy lejano en el espacio. Finalmente pude reconocer lo que al parecer eran dos cúmulos de estrellas cercanos al centro del super grupo estelar de Virgo, pero haciendo unos pocos cálculos pude ver que el angulo de observación era de algún lugar fuera de la vía láctea. Había gastado toda la noche en estas observaciones y el cansancio me venció, así que me acosté a dormir. Tuve de nuevo esos extraños sueños, donde las estructuras lumínicas tomaban formas geométricas, como formando algo parecido a las viejas tarjetas perforadas de los primeros computadores.
Al día siguiente no pude concentrarme en mi trabajo rutinario, dado que no podía quitarme de la cabeza el objeto y sus imágenes estelares. Divagando sobre el objeto piramidal, mientras intentaba trabajar, me descubrí garrapateando en CAD figuras geométricas semejantes a las de mi sueño y al girarlas en diversas vistas 3D vi algo asombroso. Aquellos patrones eran un suerte de sistema codificado de trazado de rutas en tres dimensiones, algo así como las instrucciones de un GPS. Lamentablemente no recordaba todo el sueño, así que corrí donde una amiga psicóloga, para que me diera algunos consejos para recordar los sueños. Me recomendó realizar una regresión hipnótica al día siguiente, y que al acostarme enfocara mi voluntad en soñar con los extraños patrones. Al apagar la luz esa noche no pude evitar darle una mirada al extraño microcosmos que había en el interior de ese pequeño objeto y no pude evitar sentir un gran temor frente a ese pequeño misterio.
Volví a soñar con esos extraños patrones de luz que se proyectaban sobre el objeto, y vi dentro de él como las estrellas se movían, nacían, morían y surgía vida en lejanos y alienigenas mundos, vida muy diferente a la basada en carbón-oxigeno. Vida de formas grotescas, estilizadas, bellas, básicas y complejas. El tiempo parecía ir hacia adelante y hacia atrás, como si la entropía diera vueltas en círculos.
Al día siguiente, bastante turbado por estos sueños cada vez más complejos, fui a la consulta de mi amiga. Durante la regresión describí detalladamente los patrones, el angulo de incidencia sobre el objeto piramidal y los colores de estos. También narre las visiones dinámicas de ese mar de estrellas y mundos vivos. La descripción detallada y grotescamente atemporal que hice dejó fuertemente impresionada a mi amiga, recordandole algunas de las visiones más afiebradas de Swedenborg o esquizofrénicos.
Ya con los apuntes de mis sueños en mi poder, me encerré durante todo el fin de semana a desentrañar aquellas enigmáticas formas geométricas y sus especuladas direcciones. Tome mi auto y me dirigí hacia la parcela que mis padres tienen al otro extremo del lago Llanquihue, para así, en la soledad, poder trabajar mejor. Volví a dibujar en 3D aquellas formas geométricas, esta vez formando patrones más coherentes y completos. Después, recordando mis primeros cálculos respecto a la posición aparente observado en el extraño objeto piramidal, intente manipular una carta estelar para calzarla con las visiones. Tras toda una noche de febril trabajo logré obtener una vista similar a del objeto. Ya vencido por el cansancio me fui a acostar, no sin antes tomar una fuerte dosis de pastillas para dormir de manera que esos sueños no me atormentasen. Ya al día siguiente, levantándome pasado el medio día y con la modorra típica de aquellas drogas, comí una frugal comida de campo. Durante el resto de la tarde busque la forma de insertar aquellas directrices alienigenas en la carta estelar manipulada. Finalmente, tras resolver algunos problemas de perspectiva y geometría, pude hacer calzar aquellas formas geométricas en el mapa.
Todas aquellas directrices parecían apuntar a una estrella mediana de la constelación de Eridanus. Perplejo, busque algo de información en Wikipedia, y descubrí que aquella estrella esta bastante cerca de nuestro sistema solar y que presenta características muy parecidas a nuestro sol.
¡Aliens! pensé, medio en broma medio aterrado. Esa información me puso a la defensiva, cuestionándome cuán escéptico fui ante todo. Quizás era un simple caso de pareidolia y mi febril imaginación hizo el resto, pero el testimonio de mi regresión me parecía demasiado decidor. Quizás en mi histeria había influido sobre mi amiga.
Decidido a volver a la normalidad empaqué y viaje esa misma noche de vuelta a mi casa. Salí a un bar con algunos amigos y decidí olvidarme por esa noche del asunto.
Pero no fue así. Al acostarme ya a altas horas de la madrugada no pude evitar sobrecogerme ante los fugaces retazos de luz del objeto. Así que decidí taparlo con mi camisa. Soñé, soñé con esas formas geométricas que ahora eran como rayos tractores que me llevaban a una luna rocosa que orbitaba un gigante de gas. En esa luna habían extrañas construcciones artificiales, pirámides ahusadas de un cristal negro como la obsidiana. Mi objeto comparado con ellos no parece más que un modelo, como esos aviones que uno arma cuando niño. Observé en mi sueño detenidamente aquellas pirámides y percibí en lo más hondo de su estructura rápidas sucesiones de conceptos geométricos y analíticos. Absorbía esas abstracciones de una forma que nunca en la vida consciente había sido capaz de hacer. De pronto me desperté sudando y con una fuerte jaqueca. En mi cabeza daban vuelta y se mezclaban un gran número de conceptos matemáticos, algunos obvios y otros de naturaleza incomprendida.
A pesar de la resaca y el angustioso sueño, me senté a escribir rápidamente lo que tenia en mi mente e intentar darle una forma coherente.
Ya casi al anochecer caí rendido, frente a mi una pila de papeles y mi notebook prendido, con el complejo algoritmo que deduje de aquellas confusas certidumbres matemáticas.
Al día siguiente, al sonar el despertador y prepararme para el trabajo no recordaba casi nada de los principios matemáticos que soñé, solo vagamente las estructuras cristalinas negras. Observé con renovado asombro las resoluciones y complejas deducciones matemática que el día anterior, con resaca, había realizado. Incrédulo vi lo que había programado y que sin querer (¿?) había dejado compilando durante la noche. Me recordó vagamente algún tipo de lógica difusa, dado que los planteamientos eran obviamente problemas de carácter no lineal.
Apurado por ir al trabajo, deje el software tal cual. En la oficina comente vagamente algunos conceptos matemáticos y algunas secciones de los problemas a algunos colegas ingenieros, pero la mayoría no me prestó atención. Salvo Carolina. Ella, durante sus años de universidad, estudió sistemas complejos dado que es ingeniero matemático. Asombrada me preguntó de donde había sacado aquellas ideas pero avergonzado le mentí aduciendo algún supuesto paper.
Hablamos durante el almuerzo del tema y de a poco fui dándole más información. Finalmente le confesé que había programado un algoritmo que resolviera esos problemas y ella entusiasmada me pidió que se lo mostrase. Incapaz de decirle que no, quedamos de que ella iría a mi casa durante la noche. Asustado por el cariz irreal que tomaba la situación, le envié un mensaje a Macarena, mi amiga psicóloga, para que también asistiera y me diera algún apoyo a mi ya turbados nervios.
Primero llego la Maca, 30 minutos después la Caro. Cuando ella hubo llegado les mostré el algoritmo compilado. Ya a esas alturas mostraba variadas matrices numéricas de resultados e interesada, Caro le echo una larga ojeada.
Y ocurrió lo impensado, en un instante utilizó el comando de ploteo de los datos y la pantalla comenzó a mostrar una serie de extraños y antinaturales superficies fluctuantes, como si fuesen laminares. Los 3 quedamos bajo el efecto de algún trance extraño ante esas imágenes que fluían fuera de la pantalla dentro de nuestras mentes.
Perdí el concepto de espacialidad, de limitación corpórea e incluso de la interacción de la materia. Me encontraba viajando en un estado que solo se me ocurriría describir como una perturbación en alguna suerte de campo, como una onda. Frente a mi campo de visión, que no estaba ya sujeto a la estereoscopia natural de los humanos sino que abarcaba todo el espectro en forma omnidireccional, aparecían extrañas formas, parecidas a como los físicos describen las cuerdas de energía. Estas se arremolinaban e interactuaban conmigo, en estados aleatorios que me seria imposible describir. De pronto siento cerca mio otras perturbaciones, que quizás por el estado de shock, asocie a la Caro y la Maca.
De pronto, en un instante o quizás siempre estuve allí pero no lo note, estaba frente a una pulida estructura cristalina. Poniendo mi voluntad en el medio que me rodeaba, comprendí que me encontraba en el interior de una de aquellas alienigenas pirámides en la luna de aquella lejana estrella.
Y de pronto aquel chillido o aguda penetración de información en lo hondo de mi estructura de memoria. La revelación, la anagnórisis de la existencia de aquellos sueños, de aquellos objetos.
¡el hombre no existe! No es más que barro insuflado de vida por los dioses bromistas, locos o crueles que habitan lo más recóndito de las estructuras de la materia. Ellos jugaron con la energía para crear la materia, ellos nos mostraron el monolito de la sabiduría, ellos que nos hacen creer en un mundo ordenado para ver en las noches fantasmas y monstruos deambulando por el borde el mundo.
Y allí estaba, junto con Carolina y Macarena de pronto convertidos en seres omniscientes y omnipotentes, viendo aquel quimérico universo por la pantalla, que a modo de televisión, era ese cristal de obsidiana.
Todo es una broma, una gran broma, y hoy, ayer y mañana con las chicas reímos del absurdo de la entropía y el orden, de la vida y la muerte. Reímos al inspirar a este joven a escribir estos disparates como si fuesen ficción, como si fuesen una mentira.
La mente humana, encerrada en esa estructura de átomos, es demasiado frágil para ver la realidad sin destruirse. Por ello se ciega ante lo evidente, como medida de seguridad. Aquí seguimos riendo con el amanecer y caída del hombre.
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