MT
Imagen de Chris Katsiapaulos via National Geographic Society |
Benditos
los que viajan, pues dejan de pertenecer a un lugar para pertenecer a
ellos mismos.
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La
noche nunca deja de llegar. Ahora contempla esa basta inmensidad que
afuera existe, destruyendo todo sentido de espacio y posición,
horrorizante percepción de infinito y desconocido. Nuestra frontera
de la realidad siempre ha sido la Puerta de la Noche, la luna de un
espejo que lleva a la no existencia que hemos temido desde los
inicios de nuestra raza. Hasta a los demonios se les castiga
expulsándolos a ese infierno de vacío y eternidad. ¿Acaso no es
causal de locura el incomunicarse y el perder todos los referentes
espacio-temporales? Al ser humano siempre nos ha atormentado aquello
que no podemos describir1, aquellos misterios que no
podemos comprender. Somos pobres criaturas de mentes estrechas y mudo
temor.
1.
H. P. Lovecraft explotaba este miedo ancestral, al igual que varios
otros, en sus cuentos de misterio y terror.
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