First World Problem
Estos
días he estado achacado por diversos temas, muchos de hechos
problemas del primer mundo (problemas con mi notebook, con el sistema
android de mi celular, problemas de relaciones personales, etc...)
pero me he puesto a meditar sobre las cosas que aquejan a tantos en
el mundo. Como el video que puse más abajo (que en primera instancia
me llamo la atención porque puede ser una solución para los que
tenemos belonefobia, fobia a los objetos punzantes, especialmente
jeringas), donde se muestra que una gran cantidad de gente muere de
anemia en ciertos lugares del mundo. ¡De anemia! Es como morir de
gastritis o de cólera, cosas que realmente nos cuesta entender en
nuestro entorno desarrollado. Ver como sufre esa pobre gente, como
están encerrados en entornos pobres e insalubres sin tener
posibilidades de escapar de ese circulo hace que mis “problemas”
de no tener aún los recursos para irme a Australia o los papeles de
la beca sean un verdadero chiste. A una amiga le rompieron la chapa
tratando de robarle el auto, casi se muere, en África ecuatorial un
niño tiene una expectativa de vida de 25 años; espero con ansias
que lleguen mis pedidos de tecnología de China antes de irme, en
Java esperan con ansias que llegue la gente de la Cruz Roja con los
medicamentos para sobrevivir a la malaria.
Por
otro lado, me cuestiono muchas veces el lugar que me toco vivir, el
hecho de no tener la vida que tantos (incluyéndome) me vaticinaron,
pero al bajonearme por eso (y su cuota de frustración) pienso en lo
insignificante que soy, y que la misma vida que quiero tener no tiene
ningún sentido. No somos más que monos parlantes en un mediocre
planeta (semi destruido por culpa de esos mismos monos) orbitando una
estrella común y corriente de 2a generación al borde de una galaxia
en espiral de tamaño mediano. Hay billones de galaxias, cada una con
billones de estrellas que tengan probablemente varios planetas y muy
posiblemente vida; y eso solo hablando de nuestro Universo. Tener
luca más o luca menos, tener que caminar unas cuadras más, viajar
en bus o avión, enamorarse, pelearse con un amigo, trabajar una hora
extra, ¿que importa? Amargase por esas webadas cuando allá afuera
todo es tan basto, nos hace parecer tan irrisorios con nuestros
problemas de primer mundo. Somos unos animales francamente ridículos,
especialmente los que vivimos en un mundo “desarrollado”.
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