Mi último delirio (de grandeza)

Deliro, mi computador esta poseído.
Escribe solo, me canta al oído.
"Hijos de estirpe divina, reinos olvidados.
Casas caen, guerras de reyes locos".
Susurro un nombre de alguien ignoto,
alguien lejano, que deambula por el mundo.

Huelo a perro, sangre y algo de tabaco,
es mi vocación ser así, con mi propia voz.
Deliro en noches hechas de insomnio,
de imágenes perdidas en tus grises rayos
oh, Luna indómita, amante del Sol.
Vuelco en ti las glorias y poder de mis sueños.

La luche y perdí, atrás quedo la revolución.
Me arrastro con perros y soy uno de ellos,
en mi pobreza y mis delirios (al menos son mios).
Valkyrias se ríen cuando pierdo el equilibrio,
cuando divago en historias fantásticas, llamado rol.
Ríen cuando me pierdo en el vacío.

Deliro, en una esquina alguien hojea un diario.
Me observa mientras me hago el sordo,
tal ves porque no quiera hablar de otros.
Deliro, otra ves escupir palabras del olvido
se forman como un feliz nuevo mundo.
Yo debo ser su rey, el primer colono.

Escucho ladridos a lo lejos, me llama un hijo.
Algo de amor queda en este universo, algo.
Lo perdí en riegos de plantas que dieron polvo,
en papeles olvidados en el fondo de un cajón.
Dime, presente, mis divagaciones de loco
¿apuntan a un prometedor futuro?

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Pronto cerrare las puertas, me iré del frió, del smog, de los santiaguinos (si, a algunos de ustedes los quiero, pero son los menos), de Albina, de la U, del estres, de las micros, de la basura, de los tacos, del ruido, de las distancias. Tendre a cambio calor, lluvia, comida, tranquilidad, libros, mi hijo, amigos, roncolas, historias por contar y escuchar. Hoy me convierto en mendigo para que me deis un pedazo de uds para cuando este lejos (un mes) pueda recordarlos por lo que son, islas en un mar de imbéciles.

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Imagen de mi amigo Antonio