Aquel río

Bebo del río de sangre derramada por la noche cerrada,
con rabia oscura, sin luna que acompañe esta soledad.
Vacío y sucio aguardo a que llegues y pueda escribir
al fin, en tablas que guardo junto a mí decir
palabras miserables suplicando algo de piedad
y que la fuerza brote de fuentes y mentes salpicadas.
En cada momento la creación de aguas nuevas
sin la sangre mártir de tantas edades pasadas
me da armas con que alimentar aquel rió sangrante
y ser el dios de mi propio paraíso anhelante.

Comentarios