El Castillo de Naipes

Unas palabras son capaces de prender en llamas aquel castillo de naipes que él llamaba hogar. Un día regreso de un largo viaje, un viaje que duro un segundo, y entro a su castillo. De a poco ese castillo se había hecho más y más grande y él estaba orgulloso de tener su propio hogar. Invito a varias personas para contarles de su viaje. Mientras conversaba con ellos (una compañera, su hermano y su mejor amiga) apareció una no invitada. Y dijo una frase. Esa frase ya fue olvidada, y nadie recuerda esas palabras, pero lograron generar una llama que prendió las paredes de aquel castillo de naipes. El fuego fue creciendo y salieron todos para quedarse afuera observando como se reducía a la nada aquel castillo que él llamaba hogar. Y él se puso a llorar en el hombro de su amiga y ella lo consolaba. Al día siguiente despertó en un refugio que se había armado con los pocos naipes que sobrevivieron, se seco la lágrimas y comenzó a buscar madera. Y así comenzó la construcción de su nuevo hogar, más firme y menos etéreo para que esta ves aquella intrusa no logre destruirlo. Pero él tiene miedo que ese mal, aquella súcubo, ronde en las esquinas oscuras de su nuevo hogar. Por ello invita siempre a sus cercanos para así poder enfrentarla juntos. ¿Me acompañan en la reconstrucción? ¿Me ayudan a mantener alejado a ella, aquel fantasma malvado?

Ad Aeternum